Una gélida noche de invierno, una mesa adornada con unos platos vacíos que representan la nada y unos corazones en los huesos deseosos de la Nada. A cada comensal su Nada le sabe diferente Hay quien la riega con su sabiduría, otro con sus demonios y hay quienes le sabe insípida...
Mi Nada tiene sabor, esa desazón a corazón en los huesos...y otras veces la saboreo sedienta porque me sabe a deseo.
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