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lunes, 2 de septiembre de 2019

Rizos en mis dedos.

Recuerdos iluminan los rincones de su mente. Recuerdos nublados de acuarela, pintando su sonrisa. La imagen dispersa de su dulce mirada ámbar.





Afuera llueve, una lluvia permanente en su mente. Aprieta cerrando más sus ojos color miel y se dice: " Deseo seguir soñando.".


-Penélope , a levantarse.-grita su madre desde su cama.


Es su primer día de instituto, excitada ante la novedad, no sabe que ponerse y se decide por su desgastado pantalón tejano y una blusa de suave tono melocotón.
Apenas prueba bocado, coge su almuerzo que introduce en su mochila nueva y cierra la puerta de casa. 
Sale al mundo.

Llega tarde, va caminando despacio sin prisas, de hecho no quiere llegar, le intimida conocer a gente nueva, completos desconocidos para ella. La mayoría de compañeros de su antigua escuela no siguen sus estudios y su inseparable amiga Montse quiere ser auxiliar de enfermería. Ella no sabe lo que quiere, pero ahi está en primero de BUP.

Llega a clase, la mayoría de asientos están ya ocupados, solo quedan dos pupitres juntos, ambos vacíos. Se sienta e intenta no mirar a nadie, bajando la vista a sus manos. 

La puerta se abre de repente, Penélope levanta su mirada de sus manos, y ahí está él y su mirada ámbar. 
Se sienta junto a ella y le dice en voz baja:
-Hola, como te llamas?.
-Hola, me llamo Penélope. ¿ Y tú?- susurra
- Jose, soy Jose.

Jose, ese chico con su cabeza plena de esos rizos castaños descoloridos, repite curso por tercera vez.

Pasan las semanas y a Penélope le aburre escuchar a esos profesores, sus cansinas lecciones, solo le gusta la clase de música y los mensajitos obscenos que le escribe su compañero en el pupitre, sacándole una sonrisa y sonrojándola.


Continuará...







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