Dadada
Levanto la tapa de mi cofre de palabras torbellino. Palabras que violan mi mente encerradas para que desaparezcan . Observo su movimiento sigue ahí sedientas de mi...
Cierro la tapa de un golpetazo defraudada porque en el fondo de mi ser deseaba una mutación, matizando ese cofre vacío con nuevos olores y sabores para poder matar el tiempo. Tiempo perdido en la nada de nadie. Agarro con fuerza mi lápiz y comienzo a escribir desenfrenadamente palabras de otro mundo.
Mi mundo, obvio.
Las palabras fluyen de mis dedos, me hacen cosquillas y les sonrió. No paran quietas, no cesan de danzar y no puedo concentrarme en su desnudez que por inercia va contra el muro de la inmoralidad. Un muro invisible porque no existe ese muro, sólo gente imbécil que se ríen del desabrigo de su piel.
Camina suavemente, me atrae esa sutileza al danzar porque sus pies danzan aunque nadie de su alrededor lo percibe dado que van vestidos con ropajes mentales tapando su moral juzgando la desnudez de otros aunque ahora es ella la que sonríe al verlos.
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